Hay historias que no deberían existir… pero que, cuando ocurren, dan lugar a milagros.
Así nace Relevos x la Vida: no solo como una asociación, sino como un legado de amor eterno.
Todo comenzó con José Enrique, un chico de 16 años lleno de vida, de sueños, de alegría. Tras su diagnóstico, pasó largas temporadas ingresado en el hospital… en una planta de adultos que no tenía nada pensado para alguien de su edad.
Ni juegos, ni espacios, ni compañía parecida.
Pero su madre, Maruzzella, empezó a cambiar eso sin siquiera proponérselo: llevaba juegos, palomitas, organizaba partidas, unía a los jóvenes en una misma habitación… y sin saberlo, estaba creando algo más grande.
Estaba sembrando lo que sería Relevos x la Vida.
Tras un año de lucha, José Enrique falleció. Y con ese dolor profundo, su madre decidió transformar la tristeza en acción: crear una asociación en su memoria, para que ningún joven se sintiera solo durante su tratamiento.
Para que existan espacios pensados para ellos.
Para que su bienestar emocional también cuente.
Para que su hijo, José Enrique, siguiera viviendo en cada risa, en cada actividad, en cada gesto solidario.
Hoy Relevos es eso: una luz en medio del túnel.
Un lugar donde el cáncer juvenil tiene nombre, rostro, apoyo y comunidad.
Un lugar donde José Enrique sigue vivo, en cada iniciativa, en cada paciente, en cada historia que acompañamos.
Gracias, Maruzzella, por regalarnos tanto.
Gracias, José Enrique, por ser y seguir siendo nuestra inspiración eterna.
Este post, estas fotos, esta historia… son para ti.
Porque tú eres, y siempre serás… el alma de Relevos.
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